viernes, 29 de agosto de 2014

If i Stay & Where she Went (opinión personal)

Lloré. Lloré mucho, demasiado. Esta saga me ha conmovido, se ha hecho un hueco en mí, y ahora no soy capaz de vivir sin ella.

Me he enamorado (como suele pasarme) del libro, de la pareja en conjunto y por separado, de la familia Hall, de Kim, de los abuelos, del chelo, de los Shotting Star, de cada uno de los personajes, ya fueran importantes o no.

Ha sido una experiencia inigualable. Tal vez por eso no hubiese sido capaz de escribir la reseña hasta ahora, dos semanas después de haber leído los dos libros.

El primero, If i Stay (Si decido quedarme) merece un Best Seller, un Nobel, y todos los premios del mundo y algunos más.

Me encantó. Sinceramente, fue algo especial para mí. Muy especial. Me tocó la fibra sensible y despertó ese lado tan tierno y afectivo que hacía tiempo que no se había avivado tanto como esta vez.

Me encandiló el personaje de Mía. Es sincera, tímida, responsable, una chica que no encaja del todo en su familia, ya que todos son demasiado aficionados al rock y las cosas que tienen que ver con él.  
Adam es para mí, el chico perfecto. El típico "chico de los libros", de esos que sólo existen en la imaginación de algunas personas, pero Adam tiene algo particular y que lo hace único: le da lo mismo lo diferentes que puedan llegar a ser dos personas mientras que el amor que se profesan sea verdadero.

Digo esto, porque Adam, un rockero, un tío guay, se enamora locamente de la última persona imaginable en el mundo: una chelista amante de la música clásica. Ése es el tipo de chico que debería llevarse un premio.

Teddy, el hermano de Mía, Kat, su madre, y Danniel, su padre, son tremendamente entrañables, tanto, que te afecta su muerte.

Kim, la mejor amiga de Mía, y los abuelos, son los que más pena me dieron, quizás, después del accidente, sin contar con Mía y Adam, ya que eran la única familia que le quedaba a Mía, prácticamente, y fueron los que más sufrieron al tener que enfrentar la situación.


El segundo, Where she Went (Lo que fue de ella) fue, para mí, el desenlace perfecto para la perfección que era el primero.

Where she Went fue un cambio drástico: cambia el narrador (antes era Mía y ahora es Adam), cambia el escenario, la situación; demasiadas cosas.

Adam, ahora, no se parece en nada a lo que fue, y eso desconcierta, pero ver a tu personaje favorito como una persona real, a la que le pasan cosas reales como que se vea afectado por algo muy importante para él, te hace creer más en él, y eso, para mí, es bueno.

Mía cambia un poco el chip, también. Ahora es más despreocupada, pero sigue siendo la misma Mía de siempre, solo que algo más tímida, quizás, o eso por lo menos era lo que se notaba desde el punto de vista de Adam.

Estar en la cabeza de Adam fue muy tranquilizador. Conocer la historia es una cosa, pero conocer la misma historia desde el punto de vista de otra persona es mucho mejor. Te hace entender las cosas de otra manera, puede que más sabia, o pude que más desesperada.

Conocí facetas de Adam que, contadas por Mía no hubiesen sido lo mismo. Y facetas de Mía que contadas por Adam te hacía confundirte, por ejemplo, cuando Adam decía que Mía lo había dejado sin decir nada, te preguntabas: ¿Entonces debo odiarla por haberlo dejado, o entenderla y compadecerla?


Los dos libros son tremendamente buenos, me han hecho llorar más de lo que hubiera imaginado, y ya no puedo esperar a la película.

Atentamente,
La autora del blog.

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